19 de agosto de 2008

Para estudiarlos mejor, un científico se fue a vivir con lobos

El británico Shaun Ellis, bautizado por los medios como "El hombre lobo", convive con una manada de lobos las 24 horas del día, siete días a la semana, desde hace casi tres años.
Es el que se alimenta con la mejor comida para conservar la posición jerárquica dentro de la manada; pero come casi lo mismo que ellos. Un hedor "humano" en el cuerpo de Shaun Ellis, experto en comportamiento lupino, podría ponerlo en extremo peligro.

Hace 17 se acercó por primera vez a zorros rojos. Más tarde, en Canadá, a manadas de coyotes. Y una década atrás eligió convivir al sur de Inglaterra con lobos. Es en el parque temático Combe Martin Wildlife Park, donde está ubicada la fundación "Wolf Pack Management" que creó con tres colegas: Angela y Kevin Curtis, y Janet Williams. Además, cuenta con el apoyo de voluntarios.

"Tanto la expresión facial como nuestra vocalización y aún más, el olor, deben corresponderse con el orden social que uno cumple dentro de la manada. Yo cumplo un rol dominante --soy el macho alfa-- por lo que mi hedor es muy importante. Estoy literalmente alimentándome para asegurar mi supervivencia", detalla Ellis.

Es Angela, su colega, quien se encarga de apenas hervir los órganos de mayor calidad de los ciervos con que Ellis se alimentará. Organos que se reinsertan en el cadáver del animal que luego echarán en el recinto para que los lobos se alimenten. Pero ningún lobo come antes que Ellis. "Todo el orden social está determinado por la comida que los lobos comen. Su lenguaje, en cambio, es muy simple. Se apoya en una base: Cualquier tono alto significa estímulo; cualquier tono bajo, desaliento", describe este amante de los lobos que aprendió a mover la nariz con estilo lupino con el objeto de comunicarse y proteger su territorio.

Su pasión desenfrenada por estos animales se inició cuando encontró tres lobatos abandonados. Y, no se sabe por qué razones, allí fue cuando su pareja y sus cuatro hijos lo dejaron.

Hoy Ellis aúlla como los lobos, come con ellos, finge que caza y enseña a las crías a agarrar la comida de costado (les enseña a protegerse de los cuernos ). Duerme con ellos, con el mentón apoyado sobre el brazo. "En un lugar donde el viento toque mi cara y mi hedor fluya hacia el resto de la manada", dice, casi como si aullara.

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