23 de junio de 2008

Más rápido, más alto, más fuerte - 23 de junio, día del olimpismo




LLEGAR A LO MEJOR DE UNO MISMO

El Olimpismo es una de las fuerzas sociológicas más importantes de los Siglos XX y XXI. No hay dentro del marco de las relaciones humanas una actividad, sea cultural, científica, política, filosófica o artística, que congregue a tantos adeptos y tenga la fuerza penetrante y sutil de convocatoria para lograr en forma puntual y periódica, la reunión de un variado mosaico de razas, lenguas, religiones, sistemas políticos, culturales o económicos en una fiesta brillante, cada cuatro años, como lo son los Juegos Olímpicos. Estos, intercaladamente, se llevan a cabo como Juegos de Invierno y de la Olimpíada cada dos años.

El Olimpismo Moderno fue concebido por Pierre de Coubertin, a cuya iniciativa se reunió en Junio de 1894 el Congreso Atlético Internacional de París, en la Universidad de la Sorbona, dando lugar a la creación del Comité Olímpico Internacional el día 23 de Junio, considerado actual y universalmente el Día Olímpico.


Los Juegos Olímpicos tienen su origen en la Antigua Grecia, en Olimpia, un pequeño santuario del Peloponeso, a 300 Km de Atenas, donde actualmente se pueden admirar los restos de los templos y edificios. Está en un hermoso valle regado por los ríos Alfeo y Cladeo y a la sombra del monte Kronos.
Desde el II milenio AC, fue un lugar de culto de diversos dioses, pero que con el correr del tiempo se sintetizó en el de Zeus padre de dioses y hombres, poderoso, terrible y justiciero, pero simultáneamente bondadoso y paternal. Este culto atraía a Olimpia, numerosos peregrinos, que ofrecían un sacrificio consistente en una gran pira, donde eran inmolados los presentes que los devotos ofrecían a la Deidad.

El encendido del fuego de la pira consistía un gran honor y con el tiempo se estableció que los peregrinos que quisieran pujar por este honor debían competir en una carrera, cuya meta era un sacerdote con una antorcha en la mano, que le era entregada al ganador para encender la pira. Este rito daría origen a la carrera denominada Del Estadio, 192,27 m (Dromos) la primera de las pruebas que figuró en el Programa de los Juegos Antiguos, pero esta es una de las versiones, ya que existen otras en una mezcla de la historia con la mitología.
Una de ellas se vinculó con la penitencia que el rey de Elida, Augias le impuso a Hércules de limpiar sus establos. Este desvió el río Alfeo, cuyas aguas eliminaron la suciedad rápidamente. Pero como el rey no cumplió con lo previamente convenido de darle un 10% de su numeroso ganado si lograba cumplir con la tarea, Hércules lo mató y se quedó con todo el ganado, sus propiedades y su trono, y fue para calmar sus remordimientos y festejar sus adquisiciones que organizó los primeros Juegos Olímpicos en 1253 a .C.
Es difícil establecer con exactitud, en qué momento los Juegos de Olimpia se organizaron y programaron bajo normas esencialmente deportivas, ya que existen estas tradiciones que mencionan a importantes personajes organizando Juegos para agradecer a los dioses sus favores, pero aparece en ciertos momentos la historia, cuando en el año 776 a.C. Corebos de Elida, gana la Carrera del Estadio y se inicia el cómputo histórico- cronológico de los Juegos de Olimpia.
A partir de ese momento comienza a funcionar en Grecia un sistema calendario que mide el tiempo en Olimpíadas, es decir por períodos de 4 años, desde que los sacerdotes de Olimpia grabaron el nombre de Corebos en las “planchas de la gloria”. Los griegos que no saben cuándo conquistaron Troya o en que siglo vivió Homero, escribieron en mármol blanco la victoria de Corebos, lo que da una idea de la solemnidad e importancia de un Juego Olímpico.

Debemos tener en cuenta que además de en Olimpia se iniciaron Juegos en otros lugares: Delfos comenzó con los denominados Píticos (en honor de Apolo-Pitio) originalmente solo musicales y premiados con una corona de laureles, que se organizaban cada cuatro años como los Olímpicos.
En Corinto se desarrollaban los Ístmicos, dedicados a Poseidón (Neptuno) premiados con una corona de pino y en Nemea, los Nemeos en honor a Hércules, premiados con una corona de apio. Estos dos últimos se repetían bienalmente y todos estaban programados de manera que los atletas pudieran participar en los cuatro juegos.

Los Juegos Olímpicos se realizaban en verano y empezaban con el envío de los heraldos de la paz ó espondoforos que anunciaban que el año Olímpico había comenzado y que la Tregua Sagrada había entrado en vigor. Esta prohibía toda actividad bélica durante los Juegos y declaraba inviolable el territorio de Olimpia, impidiendo el acceso a ella a toda persona armada.
Los atletas debían entrenarse por un lapso de 10 meses y concentrarse en Elida un mes antes, donde los jueces seleccionaban a los que realmente competirían. Solamente los varones podían hacerlo, las mujeres estaban excluidas aún como espectadoras y su infracción se castigaba con un despeñamiento desde el Monte Tipeo. Paradójicamente la única transgresora, Callipatira, que había logrado introducirse en el Estadio camuflada con una túnica de entrenador, para presenciar la actuación de su hijo Pesirrodos y que al vencer éste en la Carrera del Estadio, abandonando toda prudencia, se lanzó a la arena para abrazarlo, fue absuelta. La razón de su perdón por parte del Senado Olímpico que se reunió para juzgar el hecho, fue que era hija, hermana y madre de Campeones Olímpicos. La única mujer presente era la Gran Sacerdotisa de Deméter que disponía de un sitial especial, frente a los jueces.
Inicialmente los atletas corrían cubiertos con un taparrabos, pero aparentemente, después del episodio de Callipatira, a partir de la 15° Olimpíada lo hacían desnudos y dispusieron que también estuvieran desnudos los jueces y entrenadores además de los atletas. Además se establecieron 3 categorías: infantiles, hasta 18 años, imberbes, de 19 y 20, hombres, de más de 20 años.

Existían varios castigos por cometer infracciones: uno de ellos era una multa, con cuyo importe se erigía una estatua de bronce a Zeus, al pie de la cual se colocaba el nombre del infractor, el de su patria y la causa de ello. Todas estas estatuas se alineaban en la avenida de ingreso al estadio, como advertencia para los futuros competidores. Los que dirigían los deportes disponían de una vara bifurcada con la que golpeaban, sin miramientos a los competidores desleales.

A medida que transcurría el tiempo, el programa de los Juegos se fue haciendo más extenso y ya en el año 724 a.C. se incorporó la Carrera del Doble Estadio (diaulo), en el 720 a.C. la Carrera Larga de 24 Estadios (dolicos), en el 708 a.C. la Lucha y el Pentahlón, cuyo primer campeón olímpico fue Lampis de Esparta, en el 668 a.C. el Pugilato, en el 660 a.C. las Cuadrigas de Carros y Caballos y posteriormente el Pancracio, las carreras montando caballos y otros deportes, con lo que los Juegos duraban varios días.

Los Juegos Olímpicos tenían un contenido religioso, desde su creación, por lo que ser campeón olímpico era alcanzar una de las más altas cimas de la popularidad y prestigio ante la sociedad, lo que le hacía merecedor a especiales distinciones: que su manutención corriera por cuenta de su ciudad, se le eximiera de impuestos, podía entrar gratuitamente a cualquier espectáculo y podía erigir una estatua dentro del recinto sagrado de Olimpia. Se dio el caso de que se demoliera parte de la muralla de su ciudad, para hacerlo entrar por ese portillo, al recibirlo, e incluso salvaron la vida varios de ellos por su condición de campeones. Alejandro Magno perdonó al Jefe de una Legión Tebana, hecho prisionero, por esa circunstancia.

Los Juegos de Olimpia comenzaron a perder su originaria fuerza en los siglos III y II a.C. Lo que había sido cita cuadrienal de lo más granado de la política y del pensamiento griego, cuando concurrían Platón, Tales de Mileto, Tucídides, Píndaro, Demóstenes, Pitágoras, Anaxágoras, Temístocles y muchos otros a participar del evento y expresar sus ideas, se desluce por la aparición del profesionalismo en las competencias y las críticas de los sofistas que se muestran contrarios al canon clásico de desarrollo igualitario del cuerpo y el espíritu.
Pero Roma contribuye a la decadencia de Olimpia, por el gusto de los conquistadores por preferir las luchas de gladiadores, las fieras y en definitiva la sangre, ya que en el año 146 a.C. Grecia se transforma en provincia romana.

Siempre hubo en los Juegos un acompañamiento del arte, con poesías dedicadas a los campeones, como las de Píndaro y Baquilides o esculturas que los representaban. Píndaro cantó a varios Juegos en sus epinicios (cantos triunfales), a los nemeos, olímpicos, píticos (de Delfos) e ístmicos. El mismo Nerón, en el año 67 de nuestra Era, ordenó la inclusión de concursos musicales y artísticos en los que lógicamente se proclamó vencedor. Durante la carrera de cuadrigas fue despedido del carro, no obstante le fue adjudicada la victoria.
Con los Juegos distorsionados en su espíritu original, llegamos al año 392, en que Teodosio I, Emperador de Oriente, es dueño de Grecia y debido a su ferviente cristianismo persigue cualquier práctica que considere pagana, suprimiendo mediante un edicto los Juegos Olímpicos, que habían durado 1168 años.
Teodosio II, en el 420, ordena la demolición de los templos y luego terremotos, incendios e inundaciones completaron la obra destructiva, sepultando bajo un sudario de barro y escombros lo que siglos atrás había sido el arena más gloriosa del mundo. Lo paradójico de esto es que lo que nació por una motivación religiosa, murió por otra motivación religiosa.


Casi mil cuatrocientos cincuenta años después, un acaudalado griego, Evangelos Zappas, simultáneamente con el comienzo de las excavaciones arqueológicas en Olimpia, hace generosas donaciones para que se construyan estadios, donde en 1859 se desarrollaron competiciones Panhelenicas, que fueron presididas por el rey Oton I (1832-1862). En 1870, 1875 y 1889 se realizan nuevamente en Grecia Juegos Olímpicos.

Con esos antecedentes, aparece en escena, simultáneamente, con una serie de artículos en los que recomienda el deporte pedagógico, el Barón Pierre de Coubertin, en 1886. Realiza una actividad incansable, viajando, publicando ensayos, fundando revistas y coordinando competiciones. Fuertemente influenciado por la dimensión espiritual de los antiguos Juegos, por la caballerosidad de las justas medievales, el sistema pedagógico inglés y el método educativo de Arnold, consigue, en una reunión realizada en la Sorbona, el 23 de Junio de 1894, como lo expresamos al comienzo de esta exposición, la restauración de los Juegos Olímpicos, la creación del COI, la designación de la ciudad y la fecha donde se realizarían los primeros de la etapa moderna.
Dos años después, en 1986, Atenas, no sin serios problemas de organización, a los que se sumaron discusiones políticas, llevó a cabo los Juegos. Coubertin logró zanjar varias dificultades ganándose la Casa Real a su favor y el mismo Rey Jorge I, inauguró los actos el 6 de Abril. No fueron muchos los atletas participantes, 245, pertenecientes a 14 países y ninguna mujer.
A instancias del historiador Michel Breal se incluyó una carrera, cuya distancia fuera la que recorrió un hoplita en el 490 a.C., desde los llanos de Maratón hasta Atenas y que fue ganada por un humilde atleta llamado Spiros Louis, que había pasado la víspera en piadosa vigilia orando ante los iconos, devolviendo la ilusión a los griegos que no habían logrado buenos resultados, no obstante contar con la mayoría de los atletas.

A partir de ese momento se realizaron cada 4 años los Juegos, excepto en 1916 por la Primera Guerra Mundial y 1940 y 1944, por la Segunda.

El lema olímpico "Citius, Altius, Fortius" fue ideado el 7 de marzo de 1891 por el dominico francés Henri Didon, amigo personal de Pierre de Coubertin, y establecido oficialmente como lema olímpico oficial en el Congreso de París en 1914.
La bandera olímpica fue concebida por Pierre de Coubertin en 1913, aprobada en el Congreso de París de 1914 y ondeó por primera vez en un Estadio Olímpico en Amberes en 1920. Coubertin explica entusiasmo la concepción de su idea. "Estos cinco anillos, azul, amarillo, verde, rojo y negro, representan las cinco partes del mundo unidas en adelante al olimpismo y prestas a aceptar fecundas rivalidades. Además, alguno de los seis colores (comprendido el fondo blanco) combinados, están presentes en las banderas de todas las nacionalidades, sin excepción.
Las mascotas de los Juegos Olímpicos o Mascotas Olímpicas son uno de los principales símbolos de cada uno de los eventos olímpicos. Son, usualmente, animales o figuras antropomórficas representativas de la zona de realización de los Juegos o del evento en sí. Empezaron a ser utilizados en los Juegos Olímpicos de Invierno a partir de Grenoble 1968 y, a nivel de los Juegos de la Olimpíada, desde Munich 1972.


El próximo 8 de agosto de 2008 se iniciarán en Beijing, China, los XXIX Juegos Olímpicos.

Argentina fue desde el principio parte del Comité Olímpico Internacional (COI). El abogado José Benjamín Zubiaur, integró el primer Consejo Ejecutivo hasta 1907, cargo que desempeño durante 13 años, siendo uno de los 13 Miembros iniciales. Fue relevado en el cargo por el esgrimista Dr. Manuel Quintana y sucedido éste a su vez por el Dr. Marcelo T. de Alvear, ex Campeón de Tiro Mundial con revólver en 1903 y Sub-Campeón en 1904, quienes también integraron el Consejo Ejecutivo del Comité Olímpico Internacional (COI). Hasta la creación del Comité Olímpico Argentino (COA), en 1923, el COI reconoció a la Sociedad Sportiva Argentina en calidad de Comité Argentino de Juegos Olímpicos.
La delegación argentina estará integrada por deportistas que han clasificado en las siguientes especialidades: Atletismo, Básquetbol Masculino, Boxeo, Cabotaje, Ciclismo, Ecuestre, Esgrima, Fútbol Masculino, Fútbol Femenino, Hockey Femenino, Judo, Levantamiento de Pesas, Natación, Remo, Taekwondo, Tiro, Tenis, Tenis de Mesa, Vela, Voleibol de Playa.

Las sedes deportivas están ubicadas en Quingdao (Vela), Hong Kong (Ecuestre) y Beijing
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