21 de julio de 2008

A 2.364 años

La noche del 21 julio del año 356 a.C. el Artemision o Templo de Artemisa, una de la Siete Maravillas del mundo, ubicado en Éfeso, antigua ciudad de Jonia, en Asia Menor, se destruyó en un incendio. Lo curioso es que se conoce al incendiario que causó semejante perdida. Se trata de Eróstrato, pastor efesio que quemó el templo de Artemisa con el único objetivo de lograr la celebridad, no sólo en su tiempo, sino para la posteridad, uniendo su nombre a la destrucción de tan hermoso edificio.
El Templo contaba con con 127 impresionantes columnas de 20 metros de altura, algo descomunal para su época, y tenía esculturas de Escopas. Este templo iluminó la ciudad de Éfeso durante dos siglos.

Esa misma noche, nacía en Pella, Macedonia, Alejandro Magno. Hijo del rey Filipo II de Macedonia, fue educado en una academia, en la ciudad de Mieza. Una vez formado, Alejandro fue puesto bajo la tutela de Aristóteles, quien continuó con la educación griega que estaba recibiendo.

Cuando alrededor de veinte años después, Alejandro Magno ocupó la ciudad de Éfeso y residió en ella por un tiempo, escuchó la historia del templo de Artemisa y descubrió que había sido destruido la misma noche en que había nacido él. Al parecer fue esta coincidencia la que le impulsó a reconstruir el templo, durante el tiempo que permaneció en Éfeso instaurando un gobierno democrático. Una vez terminado, el nuevo templo (el tercero) contó con un retrato del propio Alejandro, pintado por Apeles, el más famoso pintor griego. Aunque el templo de Artemisa no recuperó jamás su pasado esplendor, al menos su antigua fama le valió una pronta reconstrucción.

A punto de cumplir los 33 años, el 30 de junio de 323 a.C., moría Alejandro en Babilonia.

Ver también en HISTORIEDADES: El Templo de Artemisa en Éfeso y Alejandro Magno y el Imperio Macedonio

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