6 de mayo de 2008

Cincuenta días después...

... de la Pascua se celebra Pentecostés, en griego pentekosté, “quincuagésimo día”.
Pentecostés era una de las tres grandes fiestas anuales de los judíos. En hebreo se le llamaba la “fiesta de las semanas” (Dt 16:10), y también la “fiesta de las primicias” (Nm 28:26), o “fiesta de la cosecha”. (Ex. 23:16). Esta es la fiesta judía de la cosecha del trigo. (Lv. 23:15-21).
En esta fiesta, recordaban el día en que Moisés subió al Monte Sinaí y recibió las tablas de la Ley y le enseñó al pueblo de Israel lo que Dios quería de ellos. Celebraban así, la alianza del Antiguo Testamento que el pueblo estableció con Dios: ellos se comprometieron a vivir según sus mandamientos y Dios se comprometió a estar con ellos siempre.
La gente venía de todos lados a la fiesta de Pentecostés al Templo de Jerusalén.

Para los cristianos, se trata de una festividad que data del siglo primero, aunque no hay evidencia de que haya sido observada tan antiguamente como la Pascua.
En la actualidad la fiesta tiene un rango similar al del Domingo de Resurrección o Pascua. El color del ropaje sacerdotal es rojo, como un símbolo de las lenguas de fuego que descendieron. Durante el Pentecostés se celebra el descenso del Espíritu Santo y el inicio de la actividad de la Iglesia, por ello también se le conoce como la celebración del Espíritu Santo.

Dios había prometido mandar su Espíritu en varias ocasiones: durante la Última Cena, Jesús les promete a sus apóstoles lo siguiente: “Mi padre os dará otro Paráclito, que estará con vosotros para siempre: el espíritu de Verdad” (San Juan 14, 16-17).
Más adelante les dice: “Les he dicho estas cosas mientras estoy con ustedes; pero el Abogado, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése les enseñará todo y traerá a la memoria todo lo que yo les he dicho.” (San Juan 14, 25-26).
Al terminar la cena, les vuelve a hacer la misma promesa: “Les conviene que yo me vaya, pues al irme vendrá el Abogado,... muchas cosas tengo todavía que decirles, pero no se las diré ahora. Cuando venga Aquél, el Espíritu de Verdad, os guiará hasta la verdad completa,... y os comunicará las cosas que están por venir” (San Juan 16, 7-14).

El domingo anterior a la fiesta de Pentecostés, y según la narración de San Lucas, la Iglesia celebra la Ascensión del Señor a los cuarenta días de su Resurrección. Esta fiesta está dentro del tiempo pascual que consta de cincuenta días y concluye con la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia. (Lc 24, 49-53; Hch 1, 3-11; 2, 1-41).

En 2008, la Iglesia Católica Apostólica Romana, que se rige por el Calendario Gregoriano, celebró la fiesta de la Ascensión del Señor el domingo 4 de mayo, y la fiesta de Pentecostés se celebrará el domingo 11 de mayo. La Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa, en cambio, que se rige por el Calendario Juliano, celebrará la Ascención del Señor el jueves 5 de junio y Pentecostés el domingo 15 de junio.

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