12 de febrero de 2009

Los 200 años de Darwin, el fundador del evolucionismo

Se recuerda hoy el bicentenario de su nacimiento, en pleno auge de la biología evolutiva

Charles Darwin, nacido hace exactamente hoy 200 años, fue un naturalista inglés que demostró que todas las especies de seres vivos han evolucionado con el tiempo a partir de un antepasado común mediante un proceso denominado selección natural. El científico inglés, al igual que otros naturalistas que lo precedieron, encontró en los animales muchas características comunes y trató de explicar el origen de las mismas. Quiso comprender, por ejemplo, por qué todos los que tienen pico tienen también plumas, o por qué todos los que tienen miembros tienen también vértebras.
Basándose en la geología, demostró que las especies evolucionaron a través de la selección natural, que favorece algunos rasgos (tamaño, color, forma) o comportamientos de los organismos vivos en un medio ambiente dado.

Sustituyó con el "Origen de las Especies" la concepción del hombre creado a imagen y semejanza de Dios, por evidencia que derivó a la especie humana de ancestros no humanos, provocando la revolución antropológica más amplia de una teoría científica.
El viaje del joven Darwin a bordo del Beagle, entre 1831 y 1836, guió al naturalista a concluir que las especies no fueron creadas independientemente sino que surgieron de un proceso biológico de descendencia con evolución a través de la selección natural.

La teoría de la evolución había sido expuesta preliminarmente en 1858 en la Sociedad Linneana, con una nota de contenido análogo que Alfred Wallace envió a Darwin desde Indonesia. Y en 1860 se produjo la primera reacción violenta contra las tesis evolucionistas, en un debate público en el que el obispo William Wilberforce defendió el relato bíblico de la creación en seis días y el académico Thomas Huxley la evolución. La frase célebre de Huxley "prefiero descender de un simio antes que de un obtuso como usted", proferida contra Wilberforce, consagró el triunfo en el debate del evolucionista.

El pensamiento de Darwin fue rápidamente utilizado por algunos de sus contemporáneos para justificar, con el lema de "la supervivencia del más apto", el dominio de la raza blanca o de los países occidentales. Y ello pese a que Darwin escribió en el quinto capítulo de "El origen de las especies": "Las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes, sino aquéllas que se adaptan mejor al cambio".

El creacionismo tradicional, inspirado en dogmas religiosos, interpreta literalmente el Génesis y considera que los seres vivos provienen de un acto de creación de un ser divino, para un fin. La remozada teoría del "diseño inteligente" postula que los seres vivientes, en tanto organismos complejos, no pueden ser producto del azar y la contingencia evolutiva, sino el resultado de un diseñador.

En 1871, Darwin completó su concepción antropológica con "El Origen del Hombre", libro en el que expuso evidencia de que los humanos descienden de un antepasado común con los simios. Y respecto a la evolución de sus ideas religiosas, es el propio Darwin el que habla a través de su "Autobiografía", escrita poco antes de morir y publicada tiempo después por su hijo Francis.
"Mientras estuve a bordo del Beagle fui completamente ortodoxo, pero gradualmente llegué a comprobar que el Antiguo Testamento no era más digno de crédito que los libros sagrados indostánicos, y a no creer en el cristianismo como una revelación divina. Cuanto más conocemos las leyes fijas de la naturaleza, menos creíbles resultan los milagros; que los hombres en aquel tiempo eran ignorantes y crédulos hasta un grado casi incomprensible para nosotros; que no puede demostrarse que los Evangelios hayan sido escritos simultáneamente con los acontecimientos", concluyó.

Darwin demuestra en esa obra que la selección natural ha favorecido en la evolución humana el desarrollo de instintos sociales y el aumento correlativo de las facultades racionales.
Opuesto a la esclavitud, Darwin usaba la palabra raza sólo para designar una forma entre otras de variabilidad dentro de la especie humana. Desde hace 150 años, el pensamiento darwiniano ha sido completado gracias a los aportes de la genética, descripta por vez primera por Gregor Mendel en 1866, pero que Darwin no tuvo nunca en cuenta.

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