26 de enero de 2009

Comienza el año del Buey del Calendario Chino

Para millones de personas en el mundo el Año Nuevo comienza desde el 26 de enero de 2009, apenas aparece la luna. En ese momento arrancará el año 4707, que tiene como protagonista a ese animal.
El buey o búfalo, es una figura que según sus creencias tiene mucho que ver con el trabajo, la prosperidad y la armonía.

Según la tradición, el Año Nuevo Chino comienza con la luna nueva que sigue al solsticio de invierno boreal (celebrado el 22 de diciembre), lo que usualmente lo ubica entre el 21 de enero y el 21 de febrero, muy cerca del comienzo de la primavera. Por eso la fecha también es conocida como la Fiesta de la Primavera.

Se dice que antes de fallecer Buda convocó a todos los animales ante él para que demostraran sus destrezas. Pero el llamado solo fue atendido por doce animales: el buey, la vaca, el gallo, el caballo, el tigre, el conejo, el dragón, la serpiente, el carnero, el mono, el perro y el cerdo. Entonces a cada animal se le adjudicó una virtud y ese virtud la elevó al espacio; desde entonces las estrellas brillan dando la forma de los animales, según el año. Por eso, también según la tradición, se dice que cada año gobierna un animal, a través de las virtudes de ese animal que se materializan en las personas.

El calendario chino es de tipo lunisolar, a diferencia del calendario gregoriano occidental que utiliza el sol como referencia.
El año chino ordinario consta de 12 lunaciones (doce meses lunares) lo que supone entre 353 y 355 días. Cada cierto tiempo (más o menos, cada tres años) se intercala un año embolismal (un año con 13 meses lunares) de entre 383 y 385 días.
Como conocían con gran exactitud la duración de los ciclos lunares y solares, llegaron a la misma conclusión matemática que otras muchas culturas, descubriendo el ciclo de 19 años (ciclo metónico) y considerando años embolismales los años 3º, 6º, 9º, 11º, 17º y 19º del ciclo, pues la norma básica es que el solsticio de invierno debe suceder siempre en el 11º mes del año.

Los chinos medían el año por el retorno del solsticio de invierno, y para ello se valían del gnomon, con el que calibraban la longitud de las sombras a mediodía. Se considera un ciclo de 60 años, dividido en otro menor de 12 años. También hay un ciclo mensual meteorológico, con 24 puntos señalados. Los meses chinos están compuestos por tres semanas de 10 días cada una. Los días del mes se cuentan por sus ordinales. El día comienza a media noche.

Para ajustar el ciclo lunar de 354 días al ciclo solar de 365 se debe intercalar un mes cada 2 ó 3 años, a diferencia del calendario gregoriano solar que añade un día cada cuatro años.

Los historiadores sitúan sus orígenes hacia la mitad de la dinastía Shang (1300 a. C.), cuando se tiene primera constancia documental de la utilización de las cuentas cíclicas para los días.
El problema para los sabios astrónomos chinos fue el mismo que para el resto de los pueblos antiguos: intentar combinar los movimientos de la luna y del sol, ciclos siempre difíciles de congeniar. El calendario chino tradicional era lunar, pero ello causaba graves problemas a los agricultores porque no había forma de fijar las estaciones en él.
Como para el resto de culturas, la búsqueda de un calendario que reflejara correctamente las estaciones era fundamental para la agricultura, por lo cual los pueblos buscaron maneras de observar el movimiento de los astros (tomando a la Tierra como referente) y reflejarlo en un sistema cronológico de días completos.

Pasaron los siglos y hacia el año 104 a. C., por medio de sistemas de observación y de medición de las sombras proyectadas por un palo vertical (gnomon), los antiguos astrónomos chinos llegaron a estimar la duración del año en 365,2502 días, una aproximación excelente para la época. Ya sobre el año 480 de nuestra Era, el gran sabio Ju Chongzchi lo estableció en 365,2428 días, con un exceso de tan sólo 52 segundos sobre el valor vigente (365,2422).

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